Cuatro recomendaciones de poetas contemporáneas, por Tes Nehuén
Lectoras invitadas, lectoras amigas. Un intercambio lector.
Ya os he hablado alguna vez de mi querida amiga Tes Nehuén y de su fantástico blog literario Bestia Lectora. Tes es una apasionada de la literatura que traslada esa pasión a los artículos que escribe, sean reseñas, recomendaciones, entrevistas, etc.
Además de ser una de las creadoras de Bestia lectora también escribe para Poemas del Alma donde asiduamente podremos leer interesantes artículos de variable temática, todos en torno a los libros y la literatura, como por ejemplo este tan interesante sobre Autoras lesbianas de la literatura española actual. Tes Nehuén también escribe poesía y narrativa.
Centrándonos en Bestia Lectora, hace no mucho comenzó una nueva sección con el nombre de "Lectoras invitadas" que, según sus palabras: pretende ser "un espacio de lecturas compartidas, en el que colaborarán diferentes personas
amantes de los libros y sobre todo de lo que provocan los libros: las
ganas de compartir lenguaje y mundo."
Tuve el gran placer (y privilegio) de estrenar sección con la reseña de "Y su despojo fue una muchedumbre", una novela gráfica de Gabriela Cabezón Cámara e Iñaki Echeverría editada por Cazador de Ratas.
Como la esencia de este proyecto es el intercambio lector, tengo el honor de traeros el artículo que ella ha escrito para este espacio mío. Tes es una gran amante de la poesía, y como quizá muchas echéis en falta reseñas de obras de este género (la poesía y yo estamos en proceso de llevarnos bien) creo que no hay mejor manera de llenar un poco ese hueco que con este intercambio.
Tes Nehuén escribe para Leo y te lo cuento
CUATRO POEMARIOS DE AUTORAS CONTEMPORÁNEAS
¿Cómo leemos? ¿De qué forma nuestras lecturas pueden relacionarse sin que lo sepamos?
Mientras preparaba esta colaboración con «Leo y te lo cuento», he pensado que una buena forma
de invitarte a leer estos cuatro poemarios sería trazando líneas de encuentro entre ellos, para
que la lectura sea como una gran espiral que va permitiéndonos llegar siempre un poquito más
lejos.
Si tuviera que escoger a vuela pluma un punto de encuentro entre estos cuatro libros podría decir que dicho estado está entre el deseo y la conformación de la identidad. Son además cuatro obras que tienen en común que todas han sido escritos por mujeres poetas que tienen trayectorias contundentes y que, sin embargo, no son tan conocidas. Poetas que trabajan con la idea de la ruptura interior condicionada por las presiones del sistema y que buscan luz donde los demás sólo sabemos patalear. No dejes de leerlas.
«Volver antes que ir» de Flavia Company (Stendhal Books)
«Decime en qué consiste un día verdadero si el azar no lo asiste o lo amenaza»
Podríamos decir que el tema principal de Volver antes que ir, de Flavia Company (Stendhal Books) es la multiplicación de vidas o caminos que se ponen en marcha en la experiencia de la extranjería. Un viaje al pasado y a la vez, al futuro. Un viaje al mundo de las posibilidades que se frustraron cuando un viaje, un vuelo, se puso de por medio. Company usa como hilo conductor la búsqueda de la identidad que se apoya en esos viajes, en esos universos inasibles de la experiencia no vivida, y trata de vincular caminos de ida y vuelta para reinterpretar el presente. Es éste un libro sobre la búsqueda interior desde lo vivido y lo soñado. Y asimismo, una alabanza a las pequeñas coincidencias y caminos de la vida que se ponen de por medio para que nosotras experimentemos.
Desde su perspectiva estética, Company trabaja con un largo poema que se va construyendo a medida que avanzamos. Ese mecanismo de vuelta al pasado (que transmite la experiencia) se ve emulado por una voz que trastabilla y que también regresa al mismo punto, conformando una especie de dibujo en bucle que le da sentido y valor a lo que leemos.
Sin duda, leer a Flavia Company es una buena forma de acercarse a un tipo de sensibilidad que se traduce en la palabra y que llega a atravesar nuestras barreras superficiales para obligarnos a pensarnos y repensarnos desde otro lugar. Un libro interesantísimo que hay que leer con el deseo del que se marcha y sabe que nunca podrá regresar al mismo sitio.
«El amor está lleno de desconocidos que estacionan donde queda lugar»
«El invierno a deshoras» de Valeria Correa Fiz (Hiperión)
«Voy a salvarte de todo
hasta de la aguja terrible de ti mismo»
Hay dos cosas de la poesía de Valeria Correa Fiz que me fracturan, positivamente hablando.
Una de ellas es la capacidad para construir una poética que tiene mucho de ese universo de horror y crueldad que participa de sus cuentos. La otra, es la visión del erotismo desprendido de los clichés. Y es que el deseo erótico en general suele trabajarse desde dos orillas: desde lo material (donde todo es deseo animal) o desde lo romántico (donde es una experiencia casi mística pero poco tangible). En Correa Fiz se aúnan ambas orillas y nos encontramos con una forma de traducir el deseo mucho más realista: a mitad de camino entre lo intelectual (que trabaja desde lo evanescente) y lo material (que trabaja con el cuerpo).
Al leer El invierno a deshoras nos aseguramos una navegación en aguas desconocidas, en tanto y en cuanto, la propia poética de Fiz se alimenta de su camino vital recorrido, lo que imprime sobre el lenguaje y sobre la estética un ingrediente inédito. Y precisamente, en este libro encontramos una serie de poemas que trabajan el erotismo del deseo desde lo palpable pero con una mirada milagrosa.
Fiz construye imágenes alucinantes sobre la forma en la que voz y boca se funden. En un imaginario que avanza sobre lo simbólico sin permanecer mucho rato ahí. En una búsqueda constante de sentido y voz, y con una mirada clarísima sobre las experiencias. Un poemario del yo, si yo significa que hay otros. Un libro también luminoso, en tanto y en cuanto ofrece lucidez en torno a la realidad.
«Éramos tú y yo y el resto de la gente
materia que le sobraba al día»
Hay dos cosas de la poesía de Valeria Correa Fiz que me fracturan, positivamente hablando.
Una de ellas es la capacidad para construir una poética que tiene mucho de ese universo de horror y crueldad que participa de sus cuentos. La otra, es la visión del erotismo desprendido de los clichés. Y es que el deseo erótico en general suele trabajarse desde dos orillas: desde lo material (donde todo es deseo animal) o desde lo romántico (donde es una experiencia casi mística pero poco tangible). En Correa Fiz se aúnan ambas orillas y nos encontramos con una forma de traducir el deseo mucho más realista: a mitad de camino entre lo intelectual (que trabaja desde lo evanescente) y lo material (que trabaja con el cuerpo).
Al leer El invierno a deshoras nos aseguramos una navegación en aguas desconocidas, en tanto y en cuanto, la propia poética de Fiz se alimenta de su camino vital recorrido, lo que imprime sobre el lenguaje y sobre la estética un ingrediente inédito. Y precisamente, en este libro encontramos una serie de poemas que trabajan el erotismo del deseo desde lo palpable pero con una mirada milagrosa.
Fiz construye imágenes alucinantes sobre la forma en la que voz y boca se funden. En un imaginario que avanza sobre lo simbólico sin permanecer mucho rato ahí. En una búsqueda constante de sentido y voz, y con una mirada clarísima sobre las experiencias. Un poemario del yo, si yo significa que hay otros. Un libro también luminoso, en tanto y en cuanto ofrece lucidez en torno a la realidad.
«Éramos tú y yo y el resto de la gente
materia que le sobraba al día»
«Estancias que por ahora tienen luz y se abren hacia el paisaje» de Yolanda Segura (Conarte)
«Todas las palabras que conozco para hablar de tu sexo son lugares comunes»
Estancias que por ahora tienen luz y se abren hacia el paisaje, como su propio título nos avisa, es un libro de largo suspiro. Con una respiración arrítmica y una estética que va de la mano de una intención política. Todo eso confluye en un libro hermosísimo, excitante e inédito, que juega con varios recursos y discursos y antepone siempre la voz de la rebeldía frente al mundo de los hombres y sus leyes.
Yolanda Segura trabaja con lo erótico como espacio de revolución, no sólo porque escribe contra censura opresora del heteropatriarcado, sino porque va mirando el lenguaje desde su cercanía con lo sexual, creando una serie de imágenes que pueden servirnos para pensar en los mecanismos del sistema para controlarnos y también para encontrar el hueco por donde huye la mirada hacia atrás y consigue asirse a lo que anhela.
Sin duda este libro de Yolanda Segura es fascinante porque pone en escena dos cosas que me interesan especialmente: la necesidad de una ruptura en el canon literario para introducir nuevas voces, y el uso de un lenguaje concatenado a la sexualidad que juega con voces del pasado y constantemente intenta ir más allá de las cosas. Además, el simbolismo homoerótico (que se alimenta de realidad y de deseo) que va construyendo y reafirmando de un poema al siguiente, me parece sumamente exquisito. Estoy segura de que es una poeta a la que cualquiera debería leer; porque para todos y todas habrá algo luminoso que encontrar en este libro.
«No tú: lo que tu cuerpo puede
algo que está hecho de las miradas de las otras, siempre hacia atrás,
de reojo, como notando algo que se pierde»
Estancias que por ahora tienen luz y se abren hacia el paisaje, como su propio título nos avisa, es un libro de largo suspiro. Con una respiración arrítmica y una estética que va de la mano de una intención política. Todo eso confluye en un libro hermosísimo, excitante e inédito, que juega con varios recursos y discursos y antepone siempre la voz de la rebeldía frente al mundo de los hombres y sus leyes.
Yolanda Segura trabaja con lo erótico como espacio de revolución, no sólo porque escribe contra censura opresora del heteropatriarcado, sino porque va mirando el lenguaje desde su cercanía con lo sexual, creando una serie de imágenes que pueden servirnos para pensar en los mecanismos del sistema para controlarnos y también para encontrar el hueco por donde huye la mirada hacia atrás y consigue asirse a lo que anhela.
Sin duda este libro de Yolanda Segura es fascinante porque pone en escena dos cosas que me interesan especialmente: la necesidad de una ruptura en el canon literario para introducir nuevas voces, y el uso de un lenguaje concatenado a la sexualidad que juega con voces del pasado y constantemente intenta ir más allá de las cosas. Además, el simbolismo homoerótico (que se alimenta de realidad y de deseo) que va construyendo y reafirmando de un poema al siguiente, me parece sumamente exquisito. Estoy segura de que es una poeta a la que cualquiera debería leer; porque para todos y todas habrá algo luminoso que encontrar en este libro.
«No tú: lo que tu cuerpo puede
algo que está hecho de las miradas de las otras, siempre hacia atrás,
de reojo, como notando algo que se pierde»
«Mano que espeja» de Cristina Elena Pardo (Balduque)
«Una mujer que espera bajo tierra el cambio de la luz»
La tierra, las muchas formas del yo, los espejos y las otras son elementos que se aparecen todo el rato en Mano que espeja de Cristina Elena Pardo (Balduque). Encontramos una variedad de temas en los que la identidad y el proceso de formación del yo y su relación con los otros juegan un papel preponderante.
Cristina Elena Pardo se apoya en una ruptura del lenguaje, en el empeño de una comunicación que tira de las repeticiones y de las elipsis para conseguir un viraje rotundo en el mensaje. Parte de una idea, que germina en otra idea, y de esa surge otra que se desprende de la inicial. De este modo, poco a poco va creciendo un largo árbol de afirmaciones, preguntas, inquietudes que se van abriendo paso, como gritos ahogados del silencio.
La violencia y la represión también aparecen en esta poesía, en forma de imposiciones, en forma de incapacidad para ser o hacer, y Cristina Elena Pardo nos invita a mirar a las otras y a sus miradas, a sus voces, desde una puesta en escena extraordinaria. Como una gran obra de teatro, este libro es árbol que nos permite mirarnos y descubrir lo que hemos perdido. Sin duda otra lectura que nadie debería dejar pasar.
«Arrástrame al otro lado de la trampa
(...)
Arrástrame contigo con las manos
con las dos tamaño intacto
con las dos manos
al otro lado»
La tierra, las muchas formas del yo, los espejos y las otras son elementos que se aparecen todo el rato en Mano que espeja de Cristina Elena Pardo (Balduque). Encontramos una variedad de temas en los que la identidad y el proceso de formación del yo y su relación con los otros juegan un papel preponderante.
Cristina Elena Pardo se apoya en una ruptura del lenguaje, en el empeño de una comunicación que tira de las repeticiones y de las elipsis para conseguir un viraje rotundo en el mensaje. Parte de una idea, que germina en otra idea, y de esa surge otra que se desprende de la inicial. De este modo, poco a poco va creciendo un largo árbol de afirmaciones, preguntas, inquietudes que se van abriendo paso, como gritos ahogados del silencio.
La violencia y la represión también aparecen en esta poesía, en forma de imposiciones, en forma de incapacidad para ser o hacer, y Cristina Elena Pardo nos invita a mirar a las otras y a sus miradas, a sus voces, desde una puesta en escena extraordinaria. Como una gran obra de teatro, este libro es árbol que nos permite mirarnos y descubrir lo que hemos perdido. Sin duda otra lectura que nadie debería dejar pasar.
«Arrástrame al otro lado de la trampa
(...)
Arrástrame contigo con las manos
con las dos tamaño intacto
con las dos manos
al otro lado»
Yo lamento reconocer que la poesía no es lo mío y no leo tanta como debería. Gracias por traernos estas colaboraciones, aunque no sea mi punto fuerte, me gusta leer sobre otras cosas. :)
ResponderEliminarUn abrazo a las dos.
Estamos igual, por eso esta colaboración me hizo especial ilusión. Abrazos de vuelta para ti
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Eliminar(Lo he vuelto a escribir porque había una errata) ¡Muchas gracias, Cocodras! La poesía es tan amplia y se nos introduce de forma tan poco cercana en su lectura que me parece importante recordar que hay mucho más poetas de los que aparecen en los libros, o ahora, en Instagram. Estoy segurísima de que cualquiera de estos poemarios te puede cambiar la vida, y sino, me hago cargo. Quizá el menos recomendable para lectoras que no estén acostumbradas a la poesía es el de Cristina Elena Pardo, por su estilo fragmentario. Ojalá que te animes a leerlos. :)
ResponderEliminarAprovecho para agradecerte también por aquí, Vero, por invitarme a estar en tu blog, que es tan bonito y está tan lleno de buenos libros.
Un abrazote también para las dos.