"El mundo y otros lugares", Jeanette Winterson
- Título original: The world and other places
- Autora: Jeanette Winterson
- Traductor: Alejandro Palomas
- Género: Narrativa
- Editorial: Lumen
- ISBN: 978-8426402646
Debo empezar esta reseña advirtiendo que lo que yo siento por esta mujer es pura admiración. Algunas ya sabéis que la Winterson es una de mis autoras contemporáneas favoritas, y es que lo que transmite con sus escritos, la manera de meterse en mi cabeza y la poesía de sus palabras es algo difícil de asimilar sin caer rendida a sus pies.
Jeanette Winterson usa un vocabulario que tiene una fuerza insuperable,
reinventa la escritura y construye historias fuera de lo convencional
con cada libro que publica; tiene el don de envolverte con sus palabras y
llevarte exactamente hasta el punto que ella quiere, incluida la
confusión, y este es el caso de los diecisite relatos que conforman "El mundo y otros lugares".
El título del libro también es el de uno de los cuentos que vamos a encontrar en esta obra. Pero esos otros lugares se van a pasear por sus páginas de principio a fin.
Tenemos unas historias de historias, casi en cada una de ellas se condensan más de una y todas están relacionadas entre sí por los temas que tratan. Los relatos son diferentes, no comparten personajes (aunque sí algunas frases que se repiten), pero todos ellos giran en torno a temas comunes si sabemos leer entre líneas: juegos con el lenguaje, juegos con el tiempo y el espacio, juegos entre lo cotidiano y lo absolutamente demencial e inverosímil.
Otros lugares que son reales, físicos, pero que también son tan intangibles como el interior de las personas: nuestros miedos e inseguridades, nuestras luchas por la autoaceptación, todo lo bueno y lo malo que somos capaces de encerrar en nuestro ser y que somos capaces de exteriorizar, en fin... todo aquello de lo que estamos hechas.
Continuas referencias a las estrellas y al universo como alegoría a ese mundo que está ahí, siempre, de día y de noche, cambiante con las horas y las estaciones, cambiante con el lugar físico de la Tierra que ocupemos... siempre está y lo vemos, pero, como sucede con nuestro interior y el de las personas que nos rodean, no siempre es comprensible ni lógico. Hablando de lógico: tanto historias como personajes, en un sólo párrafo, pueden pasar de ser totalmente creíbles a totalmente improbables, pero gracias a la maestría de Jeanette no nos va a chirriar lo más mínimo, al contrario, nos cuestionaremos si acaso no serían posibles historias así en alguna parte, en algun momento. Caemos en su trampa espacio temporal.
Una cuestión más sobrevuela todas las historias de esta obra: Ser una misma, pero esa premisa lleva asociadas más de una pregunta a las que, seguro, nos hemos enfrentado más de una vez: ¿y quién/cómo soy relamente? ¿Cómo debo vivir? Podemos ser -o pensar que somos- la niña del relato 'Salmos' que inventa un conejo blanco de corazón negro para que muerda a todos los que la ingoran, o el don nadie que asegura ser el protaginista de 'Travesía por el Atlántico'. También podríamos sentirnos identificadas con el ciudadano inadaptado de 'Newton' o con el niño que busca su lugar en el mundo en 'El mundo y otros lugares'. Puede también que en algún momento de nuestra vida nos sintamos como ese soñador a sueldo de 'Desaparición I' que no entiende su sociedad insomne. Sin duda podríamos ser cualquiera de las dos mujeres a las que se les cuestiona su manera de vivir la pasión y el amor en 'La poética del sexo' . Podríamos también ser todos a la vez, ya que creo que cada uno de ellos va más a allá de su papel de "personaje de cuento" y se convierte en estado emocional con el que sentirnos identificadas.
Es una lectura que te obliga al silencio, a leer pausadamente para entender no solo lo que Jeanette nos dice, sino también lo que realmente quiere decirnos. Es una lectura llena de lirismo que nos atrapará en alguna de sus sentencias y nos obligará a releer hasta memorizarlas. Es una lectura que te acunará de una manera tan evidente como enmascarada, pero que te embaucará sin remedio. Es, sin lugar a dudas, una lectura para degustar, compartir y recomendar. Como sucede con la poesía, no creo que haya interpretaciones universales sobre estos relatos, y que cada una de nosotras pondrá en el asador su experiencia vital para darle uno u otro enfoque, todos ciertos y todos equivocados.
Por último, no puedo dejar de mencionar el trabajo de traducción. Ante una prosa tan cuidada e intimista, la traducción debe mantener esa línea para no perder ni un ápice de cadencia y armonía, y Alejandro Palomas lo hace, y lo hace imprimiéndole tanta dulzura como hace en sus propias obras. Excelente. ¡Qué suerte, para las que no leemos en inglés, tener a Palomas traduciendo a la Winterson para no perdernos nada de su talento!.
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