"Hacerse el muerto" Adrés Neuman
Título original: Hacerse el muerto
Autor: Andrés Neuman
Género: Narrativa
Editorial: Páginas de Espuma
ISBN: 978-8483930663
Un libro de relatos en los que Andrés Neuman utiliza un lenguaje
rico pero asequible. Maneja de maravilla la velocidad de cada cuento y le da a
cada uno el nivel preciso de intriga, pesadumbre, humor, alegría, etc.
Hay mucha poesía en este libro, no en vano hay quien ha
definido a Andrés Neuman como "uno de los poetas contemporáneos menos
previsibles y más clarividentes".
El libro está dividido en seis grandes títulos (grandes por
su valor y significado, no por su número de palabras) que contienen a su vez
cinco relatos con su propio gran título cada uno.
Desde el primer relato "El fusilado", que está
dentro del bloque que da título al libro, una se encuentra con un texto que la
deja totalmente descolocada. Ya intuyes que tienes por delante unos relatos de
esos que cuentan más de lo meramente escrito.
Algunos se leen casi sin respirar
y los acabas con un suspiro, no tanto por coger aire como por lo maravillada
que quedas; hay otros que, por el contrario, se leen con esa extraña calma que
antecede a la tormenta y es al acabarlos cuando te cortan la respiración; pero
absolutamente todos se quedan en tu cabeza como un eco insistente, sin dejar
que los abandones buscando EL FINAL y el sentido, porque Neuman, a pesar de
darte 'un final' te deja a ti la tarea de buscarle 'el final', la razón, lo que
de verdad te cuenta sin contártelo. Creo que aquí no solo entra en juego la
experiencia vital de la persona que lo lee, sino que incluso influye el momento
y lugar en el que lo lees (esto lo vi en la relectura), y te sorprende pensando
en algo, relacionándolo con algo, que no tiene nada que ver con el relato en sí
(¿o sí?), y eso para mí es un valor grandioso a la hora de la literatura.
¿De qué hablan estos relatos? De la vida, de la muerte como
parte ineludible de la vida, del amor, del equilibrio deseado y el
desequilibrio presente en todas las mentes (y almas) humanas, de la soledad, de
las pérdidas...
Me han gustado muchísimo todos los relatos, y no podría
comentarlos todos sin extender demasiado esta lectura, pero sí me gustaría
mencionar algunos junto con un par de palabras que intentan resumir la emoción
que me provocaron.
En el primer bloque, "Hacerse el muerto", destaco
como ya he comentado "El fusilado" que me dejó totalmente descolocada
y me enganchó sin remedio. "Después de Elena" es simplemente Brutal.
En "Una silla para alguien" el relato "Madre
música" es maravilloso, es un relato que te abraza a pesar del sentimiento
de pérdida que lleva adherido.
En "Sinopsis del hogar" destacaría "Una rama
más alta" que te golpea allá en tu infancia. "Juan, José" es
fantástico, busco una emoción que lo defina y solo se me ocurre que me ha
dejado "toda loca".
De "Bésame Platón" me es imposible dejar ninguno
fuera, es la parte que más me ha gustado. Encontré en "Las cosas que no
hacemos" una de las definiciones de 'amor' más bonitas que he leído.
"Bésame, Platón" es un relato al que daría el
adjetivo de inaudito. "Vidas instantáneas" es totalmente hilarante,
tan increíble como cierto. "Conversación en los urinarios" es un
relato redondo, magnífico. Para hablar de "El infierno de Sor Juana",
nada mejor que citar una frase del propio relato "no se puede ir al
infierno por amor"
En "Monólogos y monstruos", el que más me ha
gustado es "Monólogo del inmobiliario", un relato que retrata a la
perfección el egoísmo humano, la falsedad y la hipocresía.
De "Breve alegato contra el naturalismo"
destacaría "Fahrenheit.com", ¿quizá un toque de atención?, "Principio y fin del léxico", para mí es todo un alegato al lenguaje
como la más poderosa de las posesiones. "Teoría de las cuerdas" me ha
parecido una mirada "hacia dentro" fantástica.
El libro cierra con el tercer y cuarto dodecálogos sobre el
cuento y el cuentista (el primero y segundo están en obras anteriores del
autor). En estos dodecálogos encuentro puntos que definen muy bien mis
sensaciones al leer este libro, como, por ejemplo:
-Hay dos tipos de cuento: los que ya saben la historia y los
que la van buscando.
-La quietud como arte de la inminencia.
-A estas alturas, desordenar el orden cuenta más que ordenar
el desorden.
-Del cuento con sorpresa al cuento con duda.
Un libro muy recomendable para los amantes de los relatos,
de la buena literatura, y de los libros que no te lo dan todo hecho y amenazan
con quedarse en tu cabeza bastante más de lo que se tardan en leer.
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