Cinco novelas de Stefan Zweig

 


Hace muchos años, por total casualidad, descubrí a Stefan Zweig a través de su "Carta de una desconocida" y quedé prendada de él.

Desde entonces he leído varias de sus obras y todas han tenido el mismo resultado: me han parecido lecturas apasionantes.

Debido a unas lecturas conjuntas organizadas en instagram, consistentes en leer a Zweig durante septiembre y octubre, aproveché para leer y releer los libros de los que os voy a hablar a continuación, siendo todos muy recomendables y obras muy cortitas que se leen muy rápido y bien.

Pero comencemos sabiendo un poco sobre el autor protagonista de este post. ¿Quién fue Stefan Zweig?


Stefan Zweig (Viena, 1881 – Petrópolis, Brasil, 1942) fue un escritor enormemente popular, tanto en su faceta de ensayista y biógrafo como en la de novelista. Su capacidad narrativa, la pericia y la delicadeza en la descripción de los sentimientos y la elegancia de su estilo lo convierten en un narrador fascinante, capaz de seducirnos desde las primeras líneas.

 Zweig nació en Viena en el seno de una rica familia judía. Su padre era fabricante textil, y su madre provenía de una familia de banqueros judíos. Ya en su adolescencia envió poemas y artículos a algunas revistas y mantuvo correspondencia con importantes figuras literarias. También empezó una colección de manuscritos, y consiguió algunos de Goethe y Beethoven

Estudió Filosofía en la Universidad de Viena y obtuvo el doctorado en 1904. Durante sus años de estudiante publicó su primer libro de poesía así como varios artículos en el periódico más prestigioso de Viena, el Neue Freie Presse, cuyo editor era Theodore Herzl, figura principal del Movimiento Nacional Judío. Zweig, que había demostrado su talento, se escapó así de la obligación de trabajar en la empresa familiar.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Zweig, que era un patriota austríaco, escribió artículos en su apoyo. Se incorporó al servicio militar y sirvió en los Archivos Austríacos del Ministerio de Guerra. Habiendo sido testigo de los horrores del conflicto, sufrió un gran cambio y escribió el drama Jeremías, donde expresaba una posición marcadamente crítica con la contienda. La obra fue celebrada por su amigo el escritor Thomas Mann. Zweig adoptó una postura pacifista, como lo hizo otro de sus amigos, el novelista francés Romain Rolland. Se mudó a Suiza hasta el final de la guerra y siguió siendo un pacifista toda su vida, apoyando la idea de una Europa unida.

En 1920 se casó con Friderike Maria von Winternitz (de quien se divorció en 1938) y se mudó a Salzburgo. En los años siguientes escribió una serie de novelas cortas y biografías llenas de tensiones emocionales y crisis psicológicas donde se trataban temas como el juego, la prostitución, el adulterio y el suicidio. Sus obras llegaron a ser muy populares, aunque algunos de sus colegas las criticaron llamándolas "lecturas de tren". Entre sus novelas cortas destacan Amok, Miedo, Angustia y Veinticuatro horas en la vida de una mujer, mientras que sus obras biográficas incluyen las de María Antonieta, Fouché o Magallanes.

Cuando Hitler llega al poder en 1933, los libros de Zweig son condenados y luego prohibidos. El fascismo también ganaba terreno en Austria y cuando la policía fue a registrar su casa, la abandonó para no volver jamás. En 1938 se divorció y se marchó a vivir a Londres. Más tarde escribió que durante esa época sentía pesadas nubes cerniéndose sobre él. Zweig dispersó sus documentos y vendió su colección de manuscritos.

En 1939 se casó con Lotte Altmann. Durante estos años Zweig no se manifestó abiertamente contra los nazis ni tampoco a favor de los judíos perseguidos, lo que provocó algunas críticas de prominentes personalidades judías como Hannah Arendt. Parece que quería proseguir con su vida en Londres sin mayores interferencias. Sin embargo, en este período su obra comienza a centrarse en personajes atormentados, tanto literarios como históricos, que se encuentran en situaciones de peligro. Escribe entonces las biografías de María Estuardo y de María Antonieta, la novela La piedad peligrosa y la novela corta Novela de ajedrez, que contiene elementos autobiográficos.

En El mundo de ayer, escrito poco antes de su muerte, Zweig describe a los refugiados judíos en Londres como "fantasmas" en busca de un país que esté dispuesto a recibirlos. En 1940 Zweig y Lotte viajan a Nueva York, donde descubren que están nuevamente rodeados de refugiados que les recuerdan los terribles acontecimientos que están teniendo lugar en Europa. Pocos meses después la pareja, que había hecho un viaje a América del Sur, se traslada a Petrópolis, cerca de Río de Janeiro (Brasil), donde esperaban tener la oportunidad de empezar una nueva vida. Zweig incluso escribió un libro: Brasil, país de futuro.

El 22 de febrero de 1942 Stefan Zweig y Lotte fueron encontrados sin vida en su piso de Petrópolis con una sobredosis de barbitúricos. La noche anterior Zweig había jugado al ajedrez con su vecino. Luego regresó a su casa y escribió la carta de despedida explicando las razones por las que había decidido quitarse la vida.


Antes de dejar la vida por mi propia voluntad y en pleno uso de mis facultades mentales, me urge cumplir con un último deber: agradecer de todo corazón a este maravilloso país que es Brasil que nos haya ofrecido a mí y a mi trabajo una tregua tan bondadosa y hospitalaria. He aprendido a querer a este país más cada día y en ningún otro lugar me hubiese gustado más reconstruir de nuevo mi vida, una vez que el mundo de mi propia lengua se ha hundido para mí, y Europa, mi patria espiritual, se ha destruido a sí misma.

Pero una vez cumplidos los sesenta años haría falta una fuerza especial para empezar otra vez de nuevo. Y las mías están agotadas por los largos años de peregrinar sin patria. Por eso me parece mejor concluir a tiempo y con ánimo sereno una vida para la que el trabajo espiritual siempre fue la alegría más pura y la libertad personal el mayor bien sobre la tierra.

Saludo a mis amigos. ¡Ojalá puedan aún ver el amanecer! Yo, demasiado impaciente, me adelanto a ellos.

22 de febrero de 1942

 

Algunas obras de Stefan Zweig



 "Mendel el de los libros"

Jakob Mendel, un peculiar librero de viejo ruso y judío emigrado a Viena hace casi 40 años, pasa todos los días sentado en la misma mesa del mismo café durante horas. En ese café lee, medita, consigue y recomienda libros sin necesidad de catálogos: todos están en su cabeza. En plena I Guerra Mundial es detenido y llevado a un campo de concentración por el más absurdo de los malentendidos.

Escrito en 1929, esta es otra belleza sin igual del gran Zweig, que es capaz de meter en una pequeña novela (56 págs) un mundo entero de emociones.
Con la prosa bella, dulce y luminosa que caracteriza a este autor vamos a introducirnos de lleno en aquellos años "de esta Europa nuestra que perdió por completo la razón" y en la vida de Mendel, en su espiritualidad y mundo interior. Un mundo que no necesita saber nada del exterior, porque nada le interesa ni le molesta; porque nada necesita que no sean sus libros. "En su mundo superior de los libros no había guerras ni malentendidos, tan solo el eterno saber y querer saber aún más números y palabras, títulos y nombres".

Una joya que es una auténtica oda a los libros y a la memoria, y que vuelve a tratar un tema recurrente de Zweig: la locura que suponen las guerras y las vidas inocentes que se cobran (literal y figuradamente, directa o indirectamente) dichas guerras.
 

"Leporella"
 
"Crescentia Anna Aloisia Finkenhuber, tenía 39 años, era hija ilegítima y procedía de un pueblo montañés del Zillertal"
Poco graciada físicamente, parca en palabras, huraña y a la que nadie vio jamás sonreír, acaba (después de muchos y variados trabajos) como cocinera en Viena, al servicio del barón de F. -joven casquivano y pendenciero- y de la baronesa, su esposa.

La gran ciudad apabulla a Crescentia, y sin hacer otra cosa que trabajar, ahorrar su sueldo como un tesoro y salir exclusivamente a la iglesia y al mercado, se sorprende a sí misma "enamorada" del barón después de una mínima muestra de afecto por parte de él. "Y con la codicia propia de los campesinos, que no sueltan jamás lo que sus manos endurecidas han agarrado, este nuevo elemento penetró profundamente en su piel hasta el confuso e instintivo mundo de sus aletargados sentidos"

Nuestra protagonista se transforma, podríamos decir que pierde la cabeza y ella misma deja de existir para poner por delante los deseos y necesidades de su patrón. "Toda la vida de Crescenz, sus aspiraciones y deseos, parecía como si se hubiera trasladado de su cuerpo al de él; vivía a través de sus sentidos, participaba con placer de todas sus alegrías y conquistas con un entusiasmo casi vicioso."

De ahí vendrá su mote: "Leporella", basándose en 'Leporello', confidente y cómplice de las aventuras amorosas del Don Juan de la ópera de Mozart 'Don Giovanni'.

La historia va volviéndose cada vez más "loca", desembocando en un final inesperado y redondo.
Es un relato corto escrito en 1929 que mantiene el estilo narrativo de toda la obra de Zweig que he leído hasta ahora, ya sean cuentos, novelas o ensayos: un lenguaje certero y esquisto, unas descripciones muy visuales y una profundización espectacular en el plano psicológico de los personajes.

En Leporella encuentro un toque de humor muy particular que hasta ahora no había encontrado, un humor que va diluyéndose a medida que avanzan las páginas y que desaparece cuando ya nos tiene atrapadas del todo.

En esta pequeña obra, Zweig aborda la diferencia de clases de principios del siglo XX y lo ciego del amor/obsesión; esa ceguera que incluso puede cambiar a la gente y llevarle a hacer cosas que nunca hubiera imaginado.
 
Zweig escribe de una manera tan sublime que es verdadero placer lo que se siente al leerlo. 
  
 
"¿Fue él?"

 "En lo que a mí respecta, puedo decir que estoy segura de que él fue el asesino, aunque me falta la última prueba, la irrefutable." Con estas palabras de Betsy empieza esta historia narrada en primera persona.

Betsy y su marido tienen nuevos vecinos: el matrimonio formado por Ellen y John. Él, un hombre feliz y exagerado en esa demostración de felicidad y suficiencia. Ella, "una mujer paralizada y agotada por aquella sobreabundancia de vitalidad".

No puedo contar demasiado de esta pequeña novela (74 págs) ya que me resulta imposible hacerlo sin destriparla, pero sí puedo decir que me ha mantenido en vilo todo el tiempo, ya que, a pesar de intuir el desenlace desde muy pronto, Zweig maneja la intriga de una manera excepcional.

Por momentos he sentido realmente la angustia que transmite la narradora porque todo vuelve a ser -como nos tiene acostumbrados Zweig- muy visual y sensitivo.

Con pequeñas pinceladas de terror y suspense, este relato escrito en 1935 nos habla de los celos y de los amores desmedidos, de los inconvenientes de los extremismos (sobre todo cuando hablamos de emociones) y de que, al final, por acción u omisión, todas las acciones tienen sus consecuencias, aunque no estemos dispuestos a asumirlas y no todas sean buenas.

Es increíble cómo este autor es capaz de transmitir tal cantidad de sentimientos y emociones, y sobre todo es impresionante qué personaje de la novela los experimenta (o eso nos hacen creer). Otra joya totalmente imprescindible que además se lee de una sentada.

 

"Novela de ajedrez" 

"Novela de ajedrez" fue escrita en 1941 y publicada postumamente en 1943. Zweig era un gran amante del ajedrez, razón por la que este juego aparece en varias de sus obras e incluso lo menciona en repetidas ocasiones en su autobiografía "El mundo de ayer. Memorias de un europeo", llegando a decir de dicho juego: “Este juego pertenece a todos los pueblos y a todas las épocas y nadie puede saber de él qué divinidad lo regaló a la Tierra para matar el tedio, aguzar el espíritu y estimular el alma”.

En esta novela corta vamos a volver a disfrutar de la riquísima y precisa prosa de Zweig, en la que casi en cada página encontraremos sentencias certeras. Como es habitual también el autor hará una crítica al nazismo y las técnicas de tortura de la Gestapo.

En un viaje en barco, nuestro narrador coincide con el actual campeón del mundo de ajedrez, con el que jugará una partida acompañado de otros pasajeros de dicho barco. Aparece aquí el protagonista pricipal de la historia, el Doctor B. que narrará su experiencia y nos descubrirá de dónde viene su talento a la hora de jugar al ajedrez.

Es una novela intrigante que se lee casi sin respirar esperando un desenlace que se intuye bastante pronto, pero que no por ello le resta interés. Es un canto a la supervivencia y a la resistencia del ser humano, que también nos habla de los fantasmas que pueden atormentar a un hombre que sufrió injustamente y lo fácil que es que esos fantasmas reaparezcan, y con él, los traumas olvidados. Una novela sobre la fortaleza mental y la debilidad, sobre locura y sobre cómo nuestra propia mente puede salvarnos o hundirnos.

De nuevo hay que quitarse el sombrero ante la que considero la principal característica de la obra de Zweig: cómo profundiza en la psicología de los personajes y cómo en poquísimas páginas es capaz de transmitir toda una gama de sentimientos.


"Veinticuatro horas en la vida de una mujer"

Esta novela, publicada en 1921 originalamente, es una de mis favoritas del autor. Es también muy cortita (102 páginas) pero cargada del más puro estilo Zweig.

Una dama casada y con dos hijas abandona a su familia para huir con un joven al que acaba de conocer. Este hecho enfrenta a nuestro narrador -que entiende aunque no justifica su manera de actuar- con el resto de hospedados en un hotel. Los argumentos del primero hacen que otra de las huéspedes (una septuagenaria de clase acomodada) se abra a él y le relate los acontecimientos que ocurrieron en un solo día de su vida, de ahí el título de la novela.

"(...) la verdad a medias no tiene ningún valor; solo la tiene la que se expone íntegramente. Me esforzaré cuanto sea necesario para no disimular nada ni ante usted ni ante mí misma." Así comienza el monólogo que esta anciana dama desarrolla hasta el final de la novela.

No quiero contar en qué consistieron esas veinticuatro horas en la vida de esa mujer, hay que leerlo, porque más que lo que pasó es cómo se narran esos acontecimientos. Más que acontecimientos emociones, sentimientos, pasiones.

Es alucinante cómo Zweig vuelve a hacerlo, cómo nos mete del todo en la cabeza de la protagonista y cómo somos capaces de ver todo lo que describe, incluso lo intangible.

Una novela que nos habla de las pasiones humanas, de las contradicciones, de las convenciones sociales, de las luchas internas entre deseo y responsabilidad. Una historia que nos hace preguntarnos si realmnete merece la pena martirizarnos eternamente por algo que hicimos en un momento determinado de nuestra vida y deja en nuestras manos la tarea de decidir si el sentimiento de liberación que se siente al hacer algo "condenable" merece o no el riesgo. Un libro, en resumen, que se lee como todos los del autor: sin poder parar y casi sin aliento hasta el final, pero que deja un poso que acompaña mucho tiempo.

 

Comentarios

  1. Mira que tengo ganas de leer algo de este señor y nunca coincidmos.
    Bss

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    1. Búscale el hueco. Las novelas de este post son muy cortitas, se leen en un momento y merecen mucho la pena.
      Abrazo

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