"Los penúltimos días de la humanidad", Ander Berrojalbiz y Javier Rodríguez Hidalgo

  • Título: Los penúltimos días de la humanidad
  • Autores: Ander Berrojalbiz y Javier Rodríguez Hidalgo
  • Género: Ensayo
  • Editorial: Pepitas de Calabaza
  • ISBN: 978-8417386900

Desde el 31 de enero de 2020, con aquellas famosas palabras de “España tendrá solo unos cuantos casos aislados” algo empezó a cortocircuitar en mi cabeza. Mes y medio después, y aunque el gobierno de mi región no veía ningún problema en mantener los colegios abiertos y una vida más o menos normal con algunas medidas extras de higiene y separación interpersonal, estalló la locura y la vida se paró: colegios cerrados, Estado de Alarma, confinamiento domiciliario…para qué os voy a contar si eso lo vivimos todos.

Este libro no va sobre negar la evidencia, no es un libro negacionista, no es un alegato defensor de la conspiración. Este libro va sobre la gestión de la crisis sanitaria y social ocasionada por la llegada a nuestras vidas de la COVID19. He subrayado párrafos en 72 páginas de las 113 que tiene este libro. He subrayado páginas enteras que me han hecho sentir menos sola, y me explico. Ya os he contado en el momento en el que mi cerebro empezó a cortocircuitar… lo que no os he dicho es que, no solo es que aún no haya parado, sino que con el paso de los meses ha ido a más y mi sensación de soledad ha ido en aumento cuando, al intentar hablar sobre el tema (la gestión por parte de la clase política en España y Europa de la pandemia), he encontrado muy poca gente dispuesta, ya no solo a pensar en lo que yo estaba viendo claro, sino ni siquiera a escuchar. Me han llamado facha, negacionista, irresponsable, etc. etc.

Me han llamado facha cuando he dicho que las decisiones se estaban tomando arbitrariamente (por la mañana digo una cosa y por la tarde otra distinta), que no eran decisiones con base científica sino política, que nos estaban manipulando a través del terror y el lenguaje bélico para cargarnos con una responsabilidad que no era nuestra y así eludir sus propias responsabilidades (en ningún momento he dicho que la ciudadanía no tenga ninguna responsabilidad, pero no toda, que es de lo que nos han convencido)

Me han llamado egoísta cuando no he visto ningún sentido al machaque al que se ha sometido a los menores de edad desde el principio de la pandemia (confinamiento más duro de toda Europa, llamarlos desde todos los medios poco menos que “mata-abuelos”, etc.) Me han llamado gerontocida por opinar que a los ancianos se les estaba matando de soledad sin preguntarles a ellos qué opinaban, qué querían, cómo preferían pasar sus últimos años, si solos o aislados o “vivos” y acompañados, me han llamado loca por pensar que las residencias de mayores, mal gestionadas, han sido morideros nada dignos mientras aprobaban una ley de eutanasia para garantizar el derecho a una muerte digna.

También me han llamado antisistema, individualista, mala ciudadana, por decir en voz alta, allá por octubre de 2020, que me negaba a encerrar de nuevo a mis hijos, que me negaba a no ver en Navidad a esa parte de mi familia a la que solo veo en Navidad, que mientras estemos vivos hay que vivir y que el riesgo 0 no existe ni con la COVID ni al montarme en un coche ni al salir a la calle. He sido una exagerada cuando he hablado del abandono al que se ha sometido al resto de enfermedades, al retraso en los diagnósticos de otras enfermedades, a las muertes causadas por otras enfermedades de las que nadie habla, de los suicidios, de la salud mental que nos está dejando todo esto.
 
Por supuesto me han vuelto a llamar facha cuando he mencionado lo evidente: el recorte de libertades y derechos a los que se nos ha sometido de una manera sibilina (en nombre de la salud) sin que apenas nos diéramos cuenta, sin que protestáramos (es más, lo hemos aplaudido y hemos pedido más). Facha por comparar con el 36 las denuncias de vecinos a vecinos, la policía de balcón, cuando he dicho que las dictaduras convierten a los ciudadanos en enemigos de los ciudadanos con la excusa de “juntos podemos”, cuando he hablado de leyes aprobadas de forma unilateral (que nada tenían que ver con la pandemia) aprovechando el Estado de Alarma y el poder absolutista con el que contaba ese gobierno “del pueblo” que había abandonado al pueblo por “el bien general”.

Así lo he vivido yo. Así lo vivo yo. Y este libro me explica, me argumenta, me da datos reales que me han hecho sentir menos sola, que me han hecho comprender que no es que no hubiera nadie más que pensara como yo, que no he sido la única en pensar que nos estaban infantilizando y estaban colectivizando la culpa para lavarse las manos, sino que no había posibilidad de debate, que han callado voces cuando esas voces no se ajustaban a lo que interesaba transmitir desde el poder (llamemos callar a no publicitar otras opiniones y machacarnos constantemente con catastrofismo, terror y culpa). Que en el momento que alguien mostraba su disconformidad con la gestión se le mandaba directamente al otro extremo (al de los negacionistas, conspiranoicos y radicales) para quitarle la mucha o poca credibilidad que pudiera tener.

Será genial volver a leer este libro dentro de 2, 5, 10 años y ver mis subrayados y notas, ver lo que yo pensaba en 2021 en plena campaña de vacunaciones, ver con el tiempo qué “profecías” se cumplieron y cuales no, confirmar o desmentir teorías (propias y ajenas).

Este libro es para ti si te has sentido sola, si has dudado de si serías la equivocada, si te has visto nadando contracorriente, si te han llamado negacionista cuando nunca has negado ni la existencia ni la letalidad del virus, si te han llamado antimascarillas por no entender que tengas que usarla en mitad del monte, si no has comprendido por qué los parques infantiles al aire libre estaban cerrados y los bares abiertos, si, en una palabra, te has cuestionado las cosas. Este libro también es para ti si, aunque hayas visto una gestión maravillosa en estos 14 meses, estás dispuesta a escuchar esas voces que han sido calladas. Este libro es para ti incluso si has sido de los que han llamado facha, egoísta, negacionista, conspiranoico a tu amigo, familiar o vecino.

Este libro es para todos, porque todos somos diversos, distintos, no siempre pensamos igual y es necesario que escuchemos al Otro. Solo así se está realmente JUNTOS, no os engañéis, no estamos juntos, estamos más separados que nunca. Lo que auguraba un cambio de mentalidad hacia la unión y la colectividad ha acabado por hacernos egoístas, mirar por nosotros mismos y no ver nada más que por nuestros ojos. Nos han separado. Y eso le viene muy bien, siempre, al que manda.
 

Comentarios

  1. Estoy de acuerdo,más o menos,en todo lo que dices y lo que yo he mantenido desde el principio ha sido que los número cantan,somos 47 millones de personas en España y siete mil millones en el mundo,los números cantan,echad cuentas.Lo que me ha fastidiado más ha sido que la política de recortes en sanidad de los dos partidos que han gobernado hasta ahora en España y el resto de partidos del mundo (porque no se salva ninguno) nos han llevado a una situación en la que nos han dicho que no te pongas enfermo y no acudas al hospital porque no hay camas suficientes,en fin....que en pleno XXI cuando nos creíamos los reyes del universo e invencibles,nos damos cuenta de que no lo somos pero siempre habrá gente que crea que sí lo es y seguirá tomando decisiones que afecten a muchos miles de millones de habitantes de este planeta que no lo somos.Ésto acaba de empezar.

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